My Happy Place

Si, si, si aunque no lo tengas claro aún, créeme que al terminar de leerme sabrás identificar cuál es tu lugar feliz.

¿Cuál es tu «Happy Place»?

Comencemos pensando o visualizado aquello que nos da seguridad,  puede ser una persona, un sitio, un aroma, un sueño, tu perro… todos tenemos algo que nos da paz, que con tan sólo pensar en eso, nuestra vibración es diferente y se siente requete bonito.

Pero ¿de qué nos sirve tener un lugar seguro si no lo apreciamos o lo identificamos realmente?

Con este confinamiento que vivimos a nivel mundial, si pensamos realmente, para muchos fue un confinamiento más mental, por el simple hecho de vivir todos los días rogando “regresar a una normalidad”. Esa «normalidad» nos mantenía aletargados, como zombis sin conexión con nuestras propias emociones y llenándonos el vacío de materialismo, careciendo de consciencia y gratitud.

La verdad es que en este tiempo algo bueno todos debemos de obtener, algún crecimiento sea espiritual, físico, mental, social, familiar, pero sobre todo personal que es el principal.

¿Cuántas veces no nos quejamos?, que si mi casa es pequeña, mi casa no tiene patio, todo me tiene desanimada, no me gusta tal espacio, cambiaría todos los muebles, y el vacío emocional y existencial lo transferimos al vacío material donde nada nos es suficiente o satisface. Pero el problema no es vivir así, porque todos en realidad hemos caído en esos momentos, el problema es darte cuenta y no hacer nada por transformar. A mi me pasa y he descubierto que cada 2 años aproximadamente entro en ese ciclo, donde mis impulsos, mi estado zombie, mi necesidad de control, de evasión me lleva a verle a todo el lado negativo y eso pues contagia al resto de mi  familia y pues empezamos a verle el «pero» a todo lo que no nos agrada tanto. Y cuando hice un verdadero ejercicio de introspección me di cuenta que estaba siendo cero agradecida, cero armoniosa y que sólo estaba depositando mis issues existenciales a lo tangible, al verle todos los contras a la casa, el lugar seguro donde debemos de rendirle diario un ritual de amor, perdón, pero sobre todo agradecimiento, porque es nuestro lugar seguro donde podemos conectar, amar, reír, llorar, soñar, descansar, comer, vivir…

Ahí es donde la reacción nos sacude para valorar y mediante gratitud honrar el espacio que nos mantiene sanos, unidos y felices, porque no se trata de lo grande que es la casa, se trata de lo feliz que es la casa.

Hace tiempo leí una analogía que decía:  Un reloj de $20,000 muestra el mismo tiempo que un reloj de $200. La soledad en una casa de 600 mt2 se siente igual que en un departamento de 60 mt2. Ya sea que viajes en 1ª o 2da clase llegas al mismo destino. 

«La felicidad no depende de cosas materiales, sino del amor y las personas que te rodean».

Si, no puedo negar que viajar es increíble, poder comprar lo que sueñas, pero el punto es cumplir esos sueños por convicción, por una meta, no por suplir o tapar algo emocional porque eso sólo hará que te gastes hasta el último peso que tienes sin seguir sintiendo tranquilidad o plenitud, sí te pondrá feliz quizás cuando lo recibes, o unos días, meses pero después buscarás esa misma sensación en otra adquisición.

Y he aquí mi happy place… si mi casa, mi hogar, pero más allá de eso, mi lugar feliz soy YO MISMA.

Tú y nadie más que tú eres ese lugar seguro, ese lugar feliz, cuando vives en conexión contigo, cuando identificas cada emoción, cuando perdonas, transformas, amas y agradeces sea lo que sea, encuentras tu lugar feliz.

Así que deja de vivir en un confinamiento mental, porque eso sólo te #auto-limita. Disfruta la vida, engrandece tus propios sueños, genera conexiones sinceras, disfruta la gente con la que no pudiste estar, y agradece con lo que sí lo hiciste, ríe hasta que te duela la panza, baila sin pena, atrévete a aprender cosas nuevas, di te amo, sorpréndete y vive contagiando a tu alrededor de buenas vibras, recuerda primero cuidar de ti y conviértete en tu happy place.

My Happy Place

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